La tele | Por Guillermo Jiménez

Hace un mes y pico falleció un tipo totalmente desconocido. O al menos yo nunca escuché hablar de él en la tele. Y si no sale en la tele es como si no existiera. Me refiero a Jerry Mander, que fue un reputado publicista hasta que se convirtió en escritor. Uno de sus mejores libros se titula Cuatro buenas razones para eliminar la televisión. A lo mejor por eso no lo llevaban a la tele a hacer “un Umbral” cuando le dijo a Mercedes Milá: “…está acabando el programa y veníamos a hablar de mi libro, y no hemos hablado de mi libro y yo vengo aquí a hablar de mi libro”. Pues eso. La tele.

El libro de Jerry Mander es de hace cuarenta y tantos años (en EE.UU. salió editado por primera vez en 1977, en España en 1981), pero puede servir para ahora mismo (junio de 2023) y ampliar o amplificar su contenido a internet y a las redes sociales.

Su autor expone y explica por qué la televisión en los años sesenta del siglo pasado revolucionó nuestra vida cotidiana. Es fácil de entender: en principio las teles y los propietarios de internet “prometieron” diversidad de contenidos. O eso dijeron cuando empezó el auge de tal medio de comunicación de masas. Pero no fue así. Al contrario. Actualmente los contenidos de las cadenas de televisión son básicamente los mismos. No exagero.

Guillermo Jiménez

Mander (resumo mucho) habla de que la televisión es antidemocrática porque son pocos los que en ella hablan y muchos los millones de seguidores o televidentes. Y encima, esos que hablan (presentadores de televisión, tertulianos, opinadores…) sueltan una serie de mensajes en poco tiempo. Y son cada vez más minutos de publicidad que vemos sin dar importancia alguna a lo que nos va “machacando” (moldeando) la mente subrepticiamente.

El autor hasta llega a explicar por qué –por culpa de la tele y de internet– la gente ya no se moviliza, no sale a la calle (o no como en el siglo XX) o por qué la gente vota lo que vota, por qué “hay alguien que piensa por nosotros” y hasta cuenta la manera en que la publicidad (que sueltan en televisión y en internet) aunque no nos demos cuenta, altera directamente la conciencia y los comportamientos sociales, culturales y políticos o de que por qué nadie habla de estos asuntos y “se deja llevar”.

La clave, insiste es que las televisiones (e internet…) están en manos de unas cuantas (pocas, muy pocas) megacorporaciones y agencias de publicidad. Y estas marcan nuestro modo de vida: nos han convertido en consumidores. Y sin necesidad de imaginar ni pensar mucho, entre nosotros mismos nos parecemos más de lo que creemos porque somos consumidores y poco más. Es lo que tiene la globalización.

Las teles (o mejor dicho, los propietarios de ellas…) han “rediseñado” nuestras mentes, ideas, valores, conductas, afectos, deseos, gustos y hasta nuestra forma de expresarnos o de vestir y encima, ni nos damos cuenta ni nos importa. Si a veces nos preguntamos por qué todo va tan acelerado o por qué (por ejemplo) personas humildes votan a partidos políticos que van contra ellos mismos. Aquí puede estar el meollo de la cuestión.

Mander se pregunta si esto tiene algo que ver con la democracia: la televisión consiguió que cualquier conocimiento diferente al que ellos proponen o propongan, ha desaparecido.

Pero toca ser optimistas y decir la típica frase de Astérix y Obélix: “Una aldea poblada por irreductibles galos resiste, todavía y como siempre, al invasor”.

Y es la gente que lee. Eso sí: a saber qué lee la gente que lee… o mejor dicho, ¿la gente que lee, lee lo que dicen en televisión?

Fin.

Guillermo Jiménez

Imagen: Pixabay

Cuatro razones para eliminar la televisión (Amazon)

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