Decálogo para nuevos gurús del siglo XXI

1. Emplea al menos siete palabras clave de esta lista: “Soros”, “nuevo orden mundial”, “Bill Gates”, “vacunas”, “la industria farmacéutica, “microchips”, “laboratorio”, “mentira”, “búsqueda de la verdad”, “libertad”, “despertar”, “héroes”, “5G”, “hegemonía china”… Deja volar tu imaginación y dale alas a tu discurso, pero sin alejarte mucho de estas palabras clave.

2. Dale un toque gnóstico a tu discurso. Hay que transmitir –de manera sutil– que la población mundial es una manada de borregos y que solo nosotros tenemos la verdad revelada.

3. Cita a la OMS cuando nos interese, y omite las recomendaciones de la OMS cuando no nos interese. Por ejemplo, cita a la OMS cuando desaconsejó el uso de las mascarillas, pero no cuando –dos meses más tarde– decidió aconsejarlas.

4. Comparte el vídeo del Doctor 1, que cita al Doctor 2, que cita al Doctor 3, que cita al Doctor 1. Para evitar que la gente se dé cuenta de que todo es un bucle, inserta de vez en cuando las declaraciones de Miguel Bosé, que entretiene –y despista– mucho. Después de Bosé es posible que el ciudadano se distraiga viendo vídeos de gatitos, pero el mensaje ya habrá calado en el subconsciente (de algunos). Que haya millones de médicos, científicos, investigadores y epidemiólogos en todo el planeta que no estén de acuerdo con nosotros es un detalle menor. Quienes nos interesan son el Doctor 1, el Doctor 2, el Doctor 3, y vuelta al Doctor 1.

5. Dale una pátina científica a tu mensaje. ¡Pero solo una pátina! No profundices en el lado científico, porque ahí tenemos mucho que perder. 2+2=4. No hay más que rascar. Lo que nos interesa no son los insidiosos datos puros, sino los evaluables. ¿4 es poco, mucho, demasiado, una insignificancia? ¿Te fías del 4? ¿Quién es más honesto, el 4 o el 5? En lo relativo es donde podemos encontrar nuestro nicho de seguidores.

6. Céntrate en lo emocional. El negacionismo, como el amor o la política, encuentra su mejor vehículo de transmisión en las emociones. Si consigues emocionar, poco importa si el mensaje es falso.

7. Manifiéstate en la calle de vez en cuando. Que sepan los medios de comunicación –esos a quienes tachamos de colaboradores de la mentira– que existimos. Las fuerzas del mal dejan de serlo si se ponen de nuestra parte.

8. Di alguna verdad de vez en cuando, para que la gente pueda indentificar la parte con el todo y considere que quizá estamos en lo cierto.

9. Abandera ideas como la libertad (frente a la esclavitud), la verdad (frente a la mentira), el coraje (frente a la cobardía), la independencia (frente al gregarismo). Es necesario que nos vean bregando contra las presuntas fuerzas del mal.

10. Cuando alguien muera enfermo de Covid-19, di que ha muerto no “de Covid-19”, sino “con Covid-19”. Como nos enseñaron en el colegio, las preposiciones son muy importantes.

Nota: Si enfermas, no dudes en acudir a un hospital para que los sufridos sanitarios se ocupen de ti y te curen con medicación convencional (nada de hidroxicloroquina ni dióxido de cloro). Una cosa es afirmar que no existe la pandemia y otra es dejar que esta te mate. Ya habrá tiempo luego de justificar que cabalgamos contradicciones, aunque para ello tengamos que idear la cuadratura del círculo.

Francisco Rodríguez Criado es escritor y corrector de estilo

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Fuente de la imagen: Pixabay

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