Hace menos de un año publiqué aquí mismo, en Modelnos, un artículo informativo y algo socarrón, Comprar un coche en 2022, sobre las muchas dudas que forzosamente ha de tener un conductor que está interesado en cambiar su viejo coche por uno nuevo.
A las habituales dudas que hemos tenido los conductores siempre (la marca, el modelo, los extras) se añadían ahora la tipología de la energía. ¿Qué tipo de coche comprar? Y yo apuntaba a algunas de las posibilidades: eléctrico, híbrido, híbrido enchufable, de diésel, de gasolina o de gas, que a su vez está disponible en dos submodelos: GLP (Gas licuado de Petróleo en estado líquido) y GNP (Gas Natural Comprimido en estado gaseoso).
El asunto se complica más porque los expertos en motor no se atreven a dar un consejo rotundo, y cuando lo hacen sus opiniones diferían mucho con las de otros expertos.
Uno de los aspectos más controvertidos es que ni siquiera se ponen de acuerdo en determinar si el coche eléctrico contamina más o menos que el convencional, el que ha funcionado toda la vida con gasolina o gasoil.
Pues bien, por si fueran pocas las dudas, recientemente Suecia ha convulsionado aún más el panorama al declararle la guerra al coche eléctrico. Primeramente, nos enteramos de que dicho país iba a eliminar la ley que concedía subsidios a los subsidios a los vehículos eléctricos e híbridos enchufable, y posteriormente dio un paso más al inclinarse por prohibir directamente este tipo de coches.
Imaginemos la cara que se le habrá quedado a los conductores que se compraron un coche de esta características, bendecidos por el Estado con una ayuda, para no mucho después enterarse de que el Estado de su país los iba a prohibir.
¿En qué quedamos? ¿Se conceden ayudas para vender estos coches porque presuntamente son más ecológicos, o se prohíben porque el país no puede permitirse su consumo?
Por lo que tengo entendido, el Gobierno de Suecia ha supeditado esta medida en un escenario de apagones energéticos debidos a la crisis energética, muy condicionada por la invasión de Ucrania (que ahí sigue, lamentablemente). Y una de las medidas sería el prohibir el uso de coches eléctricos para viajes no esenciales.
Es decir, que parece ser que la prohibición del coche eléctrico es una más en tiempos de crisis, como lo es, por ejemplo, la obligación de apagar la calefacción en clubes nocturnos y en los edificios, que no podrán superar temperaturas de 20 grados.
No se trata pues de una declaración al coche eléctrico en concreto, pero el hecho de que en tiempos de crisis energética se prohíba sacar el coche a la calle aumenta las dudas sobre el coche eléctrico, del que ya no sabemos qué pensar. No en vano, hay muchas voces que creen que contamina más que el coche tradicional.
Barrunto que el lío con el coche eléctrico va para rato.
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