Dijiste para siempre (El ansia, de Tony Scott) | Miguel Bravo Vadillo
Que la vampira que aparece en la escena final (críptica para muchos) en un piso de Londres no es Sarah, sino Miriam reencarnada en el cuerpo de Sarah, me parece bastante claro (al menos yo prefiero creerlo así) por el simple hecho de que en el salón del susodicho piso londinense aparecen varios instrumentos musicales y dos alumnos (aunque uno de ellos puede ser su amante) a los que la inmortal imparte lecciones de música.