Amsterdam (un relato de Ramón Zarragoitia)

Aún recuerdo las palabras que me dijo mi difunto padre el día que cumplí dieciocho años: «Muchacho, somos hombres y tenemos nuestras necesidades». Acto seguido tomamos un taxi que nos condujo hasta el mismo centro del Wallen: el Barrio Rojo de Amsterdam. No negaré, sería cínico por mi parte, que fuimos a lo que fuimos.