2 relatos cortos de Alexander Drake (Insidia)

A continuación podéis leer dos relatos cortos de Alexander Drake (San Sebastián, 1974), dos miradas sobre la vida cotidiana: un vagabundo saliendo de una administración de lotería, un pareja de novios posando para la sesión de fotos junto a un lugar emblemático…

Ambos textos forman parte del libro Insidia (Ediciones Insurrectas, 2004), recopilación de 63 relatos cortos.

Más información sobre el libro

Probando suerte

Voy caminando por la calle Urbieta y de pronto veo a un vagabundo salir de una administración de lotería con un boleto en la mano. Aquella imagen me impacta de inmediato y me pregunto el porqué. Supongo que damos por hecho que los mendigos asumen sin rechistar su condición de hombres derrotados y que no sueñan jamás con salir del fango. Pero aquel tipo parecía distinto. Él aún mantenía una esperanza… De pronto me lo imaginé en todos los telediarios del país contando su historia, con una sonrisa gigantesca en el rostro y mostrando su boleto a las cámaras después de que le hubiera tocado el premio gordo.

Fotos de boda

Estoy en el Palacio de Miramar. Es un sábado al mediodía de viento sur, sol y unas pocas nubes dibujando formas de fantasía en el cielo. En los jardines hay una pareja de recién casados con un fotógrafo tomando un sinfín de instantáneas desde este lugar privilegiado frente a la Bahía de La Concha. La pareja posa ante la cámara sonriendo y besándose, y adoptando todas las posturas que el fotógrafo sugiere en cada momento buscando una imagen original. Ellos se abrazan, se miran, se gustan, se desean, esbozan de nuevo sonrisas de felicidad; o lo que al menos ellos quieren que parezca un momento de felicidad para que lo inmortalice la cámara. Ella viste de blanco, con un velo largo en la cabeza y un vestido de cola que arrastra por el césped y las piedras y el polvo de los caminos del parque. Él con esmoquin negro, pajarita, zapatos relucientes y una sonrisa permanente de satisfacción por saber que la mujer que ahora abraza le pertenecerá legalmente durante un tiempo. El fotógrafo sigue revoloteando a su alrededor, buscando la mejor luz, el mejor ángulo, el mejor fondo para sus fotos en aquel en clave de ensueño. Aquellas fotos que la pareja vería emocionada durante semanas, y que enseñarían orgullosos a los amigos y familiares. Hasta que en algún momento, de modo casi inevitable, algo se tuerza, alguien dé un paso en falso o simplemente el amor y las buenas intenciones  desaparezcan; y todas aquellas imágenes no representen más que un dolor insalvable, un recuerdo amargo, un duelo envenenado que intentar superar con el paso del tiempo. Fotos rotas por la mitad y esparcidas por el suelo. Imágenes rasgadas, cortadas en vertical. Recuerdos desechados de un hombre y una mujer que en un tiempo creyeron ser felices y desearon estar juntos para siempre.

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