Alexander Drake es el seudónimo con el que un psicopedagogo español firma algunos de sus títulos, como por ejemplo La transformación (Editorial Zoe), Vorágine (Ediciones Irreverentes), Ocho relatos de boxeo y Ciudad de caníbales (ambos en Lupercalia).
Acaba de publicar en Ediciones Camelot el último de sus libros, Némesis, una recopilación de 63 relatos cortos que, según reza la contraportada, exploran “en el sexo compulsivo, la violencia, la naturaleza humana, el lado más oscuro del subconsciente y las vivencias que oculta la gran ciudad tras la capa de lo políticamente correcto”.
Hablamos hoy con él para que nos desvele las claves sobre Némesis y para conocer su opinión sobre la literatura y la vida.
Pregunta: En los 63 relatos de Némesis encontramos personajes perdedores con pocas posibilidades de redención: seres “durmientes” que acuden a una biblioteca cada día para echar una cabezadita, un hombre que mantiene una relación con una muñeca de látex, un exboxeador frustrado por no haber conseguido el éxito, parejas circunstanciales en busca de sexo compulsivo… En estos tiempos de corrección política, marcados por la autocensura (que es más efectiva incluso que la censura), ¿cómo decidiste escribir un libro de las características de Némesis, que pone el foco en el lado oscuro del ser humano?
Justamente por eso, porque es muy complicado encontrar una lectura que te impacte, que te provoque, que te vuele la cabeza de un cañonazo; y ése es precisamente el efecto que yo trato de conseguir con mis libros. Crear una serie de historias y escenas que te pongan un espejo delante de la cara y te obliguen a ver la realidad de lo que es el ser humano y la sociedad en la que vive. Una imagen que puede resultar grotesca y terrorífica, pero que no deja de ser parte de nosotros mismos.
Pregunta: Alexander Drake es un seudónimo. Supongo que te lo habrán preguntado muchas veces, pero ¿por qué usas un seudónimo para firmar tus libros?
Es una forma de dejar clara la diferencia entre el escritor y la persona. Escribo sobre temas muy polémicos, y evidentemente no siempre estoy de acuerdo con los pensamientos y las acciones de mis personajes. Ellos son libres de hacer lo que quieran en la ficción de mis historias, y está claro que algunos de ellos son seres perversos. El seudónimo es una forma de dibujar una frontera entre mi faceta personal y mi faceta creativa.
Pregunta: En una entrevista online explicas que tienes al menos dos maneras de trabajar. Las novelas las planificas según un guion, mientras que cuando escribes los relatos dejas que las ideas fluyan libremente. Son, digo, dos conceptos bien diferenciados: la de la planificación (abanderada, por ejemplo, por Nabokov) y la de la creación libre, que lleva a autores como Javier Marías o Jaume Cabré a empezar sus novelas sin apenas saber por dónde van a tirar. ¿En cuál de estas dos modalidades te sientes más cómodo? ¿Crees que en el resultado final se nota la planificación (o su ausencia)?
Creo que para escribir una novela es muy importante tener una planificación previa para saber exactamente qué quieres contar y cómo quieres contarlo. Tener definido este pequeño croquis de antemano nos va a ayudar de manera significativa a la hora de abordar el proyecto. Sin embargo, con el relato breve, esto por lo general no es necesario. Escribir textos muy cortos te da la posibilidad de plasmar sobre el papel un pensamiento o una escena de manera mucho más inmediata, como si se tratase de un fogonazo de luz que graba una imagen en tu cerebro. En realidad, me siento mucho más cómodo con esta segunda forma de trabajar; pero hay que tener en cuenta que esta fórmula sólo funciona cuando se escribe de manera muy breve y directa. El que se note esto o no dependerá del talento del que escribe y de la capacidad analítica de quien está leyendo.
La contraportada del libro asegura que estas páginas se mueven entre el psicoanálisis y la depravación más absoluta. Precisamente sobre el psicoanálisis quisiera preguntarte. ¿Escribir es, como tantas veces se ha dicho, una forma de autoanálisis? ¿Has descubierto facetas de tu subconsciente tras escribir tus libros?
En el caso concreto de mis libros, diría que es más bien un análisis del ser humano en general y del modelo de sociedad que ha creado a su alrededor. Aunque, por otro lado, está claro que escribir ayuda también a bucear en uno mismo y a conocer mejor partes de tu subconsciente.
Las relaciones entre hombres y mujeres escenificadas en Némesis no son precisamente románticas. ¿Es tal vez el amor a la antigua usanza, basado en la seducción, un tema literario desfasado?
Por lo general, cuando se escribe sobre el amor, casi siempre se da una imagen totalmente edulcorada e irreal. Con Némesis he tratado de hacer justo lo contrario: hablar sobre las relaciones entre hombres y mujeres desde un prisma tragicómico y salvaje, profundamente realista y en ocasiones incluso bastante desesperanzador.
Has escrito relatos sobre boxeo, un deporte estigmatizado por muchos en la sociedad actual. Hace unos días publicamos en Modelnos un post de nuestro colaborador Ernesto Bustos Garrido, quien narraba la anécdota de Hemingway en la que el escritor estadounidense (entonces conocido, pero no tanto como lo sería después) entraba como un toro en un ring para luchar como sparring contra el campeón Jack Dempsey. A Hemingway le gustaban los toros, el boxeo, las fiestas de San Fermín, el alcohol, las armas, las mujeres… Tengo la sensación de que un escritor con gustos tan viriles, alguien que ha apurado hasta el máximo el cáliz de la vida, no tendría hoy mucha reputación social. ¿Opinas que un autor de las características de Hemingway tiene a priori más cosas sobre las que escribir que, por ejemplo, un discreto y prudente profesor de instituto?
Bueno, alguien que vive al límite y entregado a los placeres y los excesos tendrá de seguro un montón de escenas de su vida privada que poder transcribir en sus textos. Contar con material de primera mano siempre se agradece a la hora de escribir. Pero, por otro lado, no hay que olvidar que quizás las cosas sobre las que quiera escribir otro escritor (con gustos o intereses menos viriles) podrían no tener absolutamente nada que ver con este tipo de vivencias; y por lo tanto, esta circunstancia no afectaría en absoluto a su creatividad. Además, un escritor tiene la capacidad de imaginar, documentarse y escribir sobre cualquier tema que desee, sin la necesidad de haber vivido en persona aquello que está escribiendo.
Ray Loriga dice en una entrevista (que puede verse en YouTube) que no sería justo que se le considerara un escritor underground, pues él ha tenido la oportunidad de publicar desde sus inicios en editoriales grandes, con buena proyección comercial. Opina que con tanta visibilidad como ha tenido no debería pasar por ser un escritor underground. ¿Tú te consideras un escritor underground?
La verdad es que nunca me lo había planteado… Supongo que escribiendo sobre los temas que escribo, y publicando en editoriales más bien modestas, se me podría considerar un escritor underground. Aunque quizás no sea yo quien tenga que decidir sobre esta etiqueta.
El manuscrito de Némesis lo escribiste, tal como apuntas en el propio libro, en dos etapas: desde septiembre de 2011 y marzo de 2013 (la primera parte) y desde marzo de 2013 y septiembre de 2014 (la segunda). Eso quiere decir que desde el comienzo de su escritura hasta su publicación (en 2019) han pasado ocho años. ¿Durante ese tiempo en barbecho has corregido, podado o incluso eliminado relatos, o eres de los escritores que cuando termina un manuscrito desiste de retocarlo para que no pierda frescura?
Me gusta releer y corregir mis libros hasta el último momento, pero siempre son pequeños detalles que sólo yo, como autor, podría diferenciar. Digamos que me limito a pulir la obra, pero nunca a cambiarla.
Pregunta: Has publicado tus libros en diversas editoriales. Esto te habrá servido para hacerte una amplia idea del panorama de la edición en España. ¿Cómo ves el mundo del libro en nuestro país?
Lo veo totalmente absorbido por los grandes grupos editoriales y por sus directrices de mercado. Es muy difícil para las editoriales pequeñas y los autores desconocidos hacerse un hueco; a pesar de que resulta más que evidente que es necesario un cambio de rumbo.
Y ya para terminar: ¿nos recomiendas un libro?
El Rey de La Habana, de Pedro Juan Gutiérrez.
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